sábado, 9 de septiembre de 2017

PAYASOS Y DOBLES


Dos películas de esta semana ocupan este espacio. Ninguna de las dos son “grandes películas” pero las dos tienen interés. Como cine y como vehículo para establecer relaciones con la actualidad.
La primera es It, adaptación parcial de la importante novela de Stephen King publicada en 1986. It, al contrario de La torre oscura, intenta ser fiel a la historia aunque lo haga limitándola a la infancia de los protagonistas. Como cine de terror funciona bastante bien, con su alternancia de sustos, gore, secuencias de enlace pausadas, quizás las mejores gracias al grupo de niños que, como los de Cuenta conmigo, seguro que tendrán futuro en la pantalla. El problema para los que hayan leído la novela, es que deja de lado todo el trasfondo histórico y político de la ciudad de Derry, epicentro del mundo de King, con lo que se pierde buena parte de su interés. Pero en cambio consigue que el payaso asesino, Pennywise, sea realmente terrorífico y que el uso de los terrores particulares de cada niño funcionen como condensadores del miedo colectivo.
Payasos y miedo, son dos de los elementos que conectan It con la realidad. Payasos malvados que utilizan el miedo de los ciudadanos para pasar por encima de los derechos más elementales, dejando de lado cualquier respeto por lo que piensan los demás y, lo que es peor, hacerlo en nombre de todos. El Pennywise de King no sale de la nada. Tampoco los Pennywise de un mundo que es caldo de cultivo de  estos payasos malvados.(Cada uno que busque sus personales Pennywise: hay para todos).




La otra película es El amante doble, de François Ozon. No es el mejor Ozon, pero si es un Ozon coherente. En todas las críticas que se han hecho del film desde su estreno en Cannes, se cita como referentes a Brian de Palma y a David Cronenberg. Y es cierto, están ahí, pero también están Buñuel y Hitchcock y Polanski. La mezcla de todos produce un coctel erótico perverso al que Ozon añade su cereza particular: la obsesión por el desdoblamiento. Esta es una historia de amor desdoblada que funciona si conseguimos entrar en el juego de la joven y bonita Chloé, enamorada de una realidad que solo existe para ella y para el espectador. Las cinco última películas de Ozon hablan del vivir vidas ajenas, vidas dobles. En la casa: un profesor de literatura vive la ficción que uno de sus alumnos escribe hasta  no saber que es verdad y que es mentira; Joven y bonita: una guapa adolescente aburrida, se convierte en una belle de jour con una doble vida de estudiante y prostituta; Una nueva amiga: una mujer que en realidad es un hombre que suplanta la vida de una mujer, de nuevo el desdoblamiento; Frantz: la más clara, un soldado francés se hace pasar por amigo del soldado alemán que mató en una de las batallas de la primera guerra mundial; El amante doble: Chloé se enamora de un hombre que son dos, ¿o es ella la que no es una, sino dos?
Desdoblamiento y creación de una realidad que no existe más que en la cabeza de los personajes. Como lo que parece estar pasando en muchas partes del mundo donde algunos irresponsables políticos han creado una realidad paralela como la del joven alumno de En la casa; viven una doble vida, parecida a la de la joven y bonita Isabelle; se travisten de lo que haga falta, como la nueva amiga; usurpan los derechos de los que aniquilan, igual que Adrien hace con Frantz, y finalmente viven entregados a una doble realidad en la que han forjado una idea que nada tiene que ver con la verdad. Ozon es un director ejemplar para entender nuestro día a día.
Y mientras tanto, la naturaleza se toma su venganza  indiferente a la estupidez humana. Huracanes de vistosos nombres arrasan todo lo que se encuentran por delante. Un  terremoto sin nombre y  de enorme magnitud, se lleva por delante la frágil idea de seguridad. Destrucción y miedo provocado por la naturaleza enfadada. No podemos estar tranquilos en ningún sitio, en cualquier momento se desencadena un huracán o tiembla la tierra.
(mi recuerdo y mi cariño para mi familia y amigos de México)


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