sábado, 17 de diciembre de 2016

LA COMUNA



La comuna
Hay mas distancia entre los años setenta del siglo pasado y ahora, que entre ahora, y por ejemplo, los años treinta del siglo XX. No es una perogrullada. Es verdad. Entre populismos de todos los colores (acabaremos por aborrecer la palabra y sus significados), y los moralismos que impone lo políticamente correcto, el mundo está pasando por uno de sus momentos más negros en lo que atañe al respeto individual de las personas. Por eso La comuna, la última película de Thomas Vinterberg parece una historia casi prehistórica. El film se ambienta a mediados de los años setenta, años en los que floreció un forma de vida en muchos lugares (incluida la franquista España) basada en la idea de comunidad. Hay un libro de José María Carandell, Las comunas, alternativa a las familias, publicado en 1972, donde esta experiencia  se cuenta, se analiza y se plantea. Sería bueno recuperarlo ahora para entender lo que sucede en este film. La comuna cuenta la reunión de una serie de personajes adultos y algún niño, que deciden vivir juntos, compartirlo todo y responsabilizarse unos de otros. Y hacerlo en libertad, con lo que eso significa de renuncia a muchas cosas, entre otras a la intimidad. Pero hay otro tipo de renuncia más difícil de aceptar. No la de la exclusividad sexual, algo que se puede entender perfectamente en una época de gran promiscuidad como la de ahora mismo, sino la de la exclusividad sentimental. Querer a dos personas a la vez. Compartir la vida sentimental exige mucha más generosidad que compartir la vida sexual. La película lo cuenta muy bien. Y ese es su punto fuerte. Ese y dejar claro que la vida en comuna ya no es posible en la actualidad.
Nota 1
No querría que con estas palabras pareciera que añoro la vida en comuna. Las comunas, como casi todas, o todas, las utopías, acabaron mal. No funcionaban y se encontraron con muchos problemas, especialmente los niños que se criaron en comunas, como el propio Vinterberg. Pero no está mal recordar de vez en cuando lo que pudieron ser.
Nota 2
Hay que agradecerle a Vinterberg que su película no sea ni un panegírico ni un film nostálgico del paraíso perdido. La comuna es prosaica, cotidiana, rutinaria e incluso con demasiadas reglas. Es una de las cosas que me gustan del film. A diferencia de Los Idiotas, de Lars Von Trier, donde también se hablaba de una comuna, ésta es tan burguesa como en realidad debían ser las comunas en Dinamarca. En España, las que hubo, tenían una connotación un tanto más rebelde. Eran los setenta.



(si se preguntan el por qué de este león de Ramon en esta entrada, tendrán que ver la película para responderse)
Falling
Cualquier película con Emma Suarez dentro me gusta más. Pero hay algunas, La propera pell, por ejemplo, que me gustan también por otras muchas cosas. Hay otras, Las furias, por ejemplo, que me gustan menos también por otras muchas cosas. Y luego hay películas que me gustan fundamentalmente porque está ella. Es el caso de Falling de Ana Rodríguez Rosell, un film de cámara, un duelo entre dos personajes. El de Emma, Alma en la ficción, y el de Birol Ünel, Aslan en la ficción. Alma y Aslan se encuentran en un espacio de sueño (o pesadilla) cerca del mar. Y viven 24 horas en las que intentan cambiarlo todo. Al menos él. No era fácil para ninguna actriz enfrentarse a la cara torturada y marcada del actor alemán que se hizo famoso en el film Contra la pared. Y menos hablando en inglés, y menos sin tener redes salvadoras donde apoyarse. Pero Emma sale indemne de este reto. Ella justifica ver esta película anómala en el cine español: por su duración, 73 minutos, por su teatralidad implícita, por su romanticismo.

Recupero dos apuntes de la semana pasada de películas que se estrenan ésta:

El tesoro. Si esta película fuera americana acabaría mal; si fuera inglesa, sería más cínica; si fuera española sería berlanguiana. Por suerte es una película rumana y eso implica que sea inesperada en su planteamiento y en su resolución: acaba bien, es tierna y el humor es muy sutil.

El faro de las orcas. Documental, biopic, historia de amor, naturaleza y silencio. El del niño autista, el de las orcas que cantan solo para ellas. Y una mujer y un hombre dibujados en el paisaje de una Patagonia inesperada.




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