sábado, 4 de julio de 2015

ACTUALIDAD

Hay semanas que parece que la cartelera se haya puesto de acuerdo con la realidad para mostrar ejemplos cinematográficos de lo que los telediarios y los periódicos nos cuentan cada día. Ver que este viernes se estrenan por un lado Los caballos de Dios del franco marroquí Nabil Ayouch y por otro Cuestión de actitud del griego Panos H. Koutras, sirve en bandeja la posibilidad de reflexionar sobre dos de los temas que polarizan las noticias estos días. Atentados yihadistas en Túnez, Lyon, Somalia y Kuwait con un montón de muertos; Grecia, su enfrentamiento con Europa, referéndum y posible salida del euro con un montón de personas seriamente dañadas en su dignidad y en su vida.
Si viviéramos en un mundo normal lo que haríamos sería hablar de las películas, de si están bien o no, si funcionan, son divertidas, trágicas, interesantes. Si sus directores son importantes, si… Bueno, de eso también podemos hablar porque no es sano ni me parece justo que la realidad  imponga sus reglas al pensamiento así, que empiezo por el cine y luego sigo con lo otro.




(si ven la película entenderán el por qué de este precioso conejo blanco que ha dibujado Ramón)
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Xenia es el título original de Cuestión de actitud. Por una vez me gusta el título castellano, da una idea muy clara de lo que es la película. Una actitud ante la vida, ante el hacerse mayor, ante el futuro. No se dejen engañar por la primera secuencia, parece que va de gais o en todo caso de homosexuales almodovarianos, pero no. Tampoco se dejen engañar por la segunda o tercer secuencia, parece que va de marginados con problemas, tipo cine de los Dardenne, pero no.  Xenia es de esas películas que dan muchos giros y en cada esquina se abre hacia un camino completamente distinto. Siempre de la mano de Dany y su hermano Ody, primero en Atenas, luego en el bosque, mas tarde en Tesalónica. Es una comedia en la que se descubre una Grecia xenófoba, homófoba y pobre. Aunque también solidaria entre marginales, no marginados. Dany y Ody son hermanos, son albaneses aunque hayan nacido en Creta y siempre lo serán: el país solo los quiere como mano de obra. Pero tienen sueños y eso les lleva a embarcarse en una road movie que los conducirá hasta un espacio fantástico: un hotel abandonado en medio del bosque. No sin que antes Dany haya perdido a su mejor amigo, Dido, y el director nos haya regalado una de las secuencias más hermosas del cine de ahora mismo: el homenaje nada oculto a La Noche del Cazador con los hermanos dormidos en la barca y Dido siguiéndolos desde la orilla.

En cuanto a Grecia, es todo muy complicado pero creo que entre todos han metido al país en un callejón sin salida en el que las víctimas son los Danys y Odys a los que se ha explotado, exprimido y maltratado y a los que no se les ofrece una luz al final del túnel. Porque irse de Europa, salirse del euro, no es la solución. La clase dirigente griega, de la que forma parte aunque no lo quieran reconocer Syriza y Tsipras y Varufakis, han sido unos irresponsables con su país desde hace mucho tiempo. Echarle la culpa a la troika, a Alemania, al Banco Central Europeo, al Fondo Monetario, queda muy bien en las proclamas popul(istas). Pero  no es cierto del todo. Hace años que Grecia vive de espaldas a esa Europa de la que ahora amenaza con irse. Europa no funciona como es debido, las democracias occidentales no solo no son perfectas, sino que tienen que cambiar muchas cosas. Pero hay un principio de solidaridad y de responsabilidad de los unos con los otros que no se debería romper como han hecho los griegos planteando un ultimátum del que van a salir muy mal parados. Si al final se van, como quiere la extrema derecha,  se darán cuenta de que el verdadero problema empezará en ese momento, no porque se acabe la fuente de dinero, porque se acabará el apoyo político. El peligro es muy claro, caer directamente bajo el manto de la larga sombra de Putin que poco  a poco se extiende hacia el Mediterráneo. Hay que tener mucho cuidado con los vientos del este.




(la película de Ayouch se basa en esta novela terrible de Mahi Binebine)
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Nabil Ayouch es francés, aunque nacido en Marruecos. Es rico, culto, inteligente, tiene una filmografía potente con películas estrenadas en Cannes. Desde esa posición privilegiada, Nabil rodó en el año 2000 una película Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca, ambientada en el barrio de chabolas de Sidi Mumen. Esta era una historia triste, pero llena de esperanza. Ali vive en el puerto, Ali sueña con ser marinero. Cuando Ali es asesinado en una pelea callejera, sus amigos le hacen un funeral de príncipe y deciden cumplir sus sueños: ir hasta la isla de los Dos Soles. Tres años después de rodar esta película, doce niños de la calle como Ali y sus compañeros, apenas  poco más que adolescentes, se inmolaron en nombre de Alá provocando 45 muertos en la ciudad de Casablanca. Ayouch se pregunta ¿por qué? La respuesta es Los Caballos de Dios o el entrenamiento para convertirse en mártir en nombre de Dios que Binebine retrató en su novela  Las estrellas de Sidi Moumen. Es cierto que la pobreza, la miseria, la marginación es un caldo de cultivo ideal para los radicalismos. Todo eso existía antes y la salida de los chicos era la de jugar al fútbol, soñar con ser marineros o arriesgarse a una aventura más peligrosa en una patera. Pero ahora no. Lo que cuenta esta película tan realista que da miedo, tan verosímil que asusta, tan terrible que duele, es como se ha apoderado de las mentes y los cuerpos de estos chicos una única idea, matar a los otros, aunque sean musulmanes, simplemente porque son otros.

Los caballos de Dios se acaba el 16 de mayo de 2003. Pero podía acabarse el 26 de junio del 2015, o el 11 de septiembre del 2001, o el 11 de marzo del 2004 o el… da igual, son tantos y tantos los atentados suicidas que han llevado a la muerte a jóvenes engañados por una religión del odio y la muerte que les promete mil huríes en el paraíso mientras en este las huríes son maltratadas, humilladas, escondidas y consideradas menos que nada. (Un apunte, si hay mil huríes para los mártires hombres ¿hay mil yihadistas para las mártires mujeres o es que ellas, como es natural, no tienen derecho a ir al paraíso?). La locura islamista no tiene explicación y el retroceso progresivo del mundo musulmán a coordenadas propias del siglo VI, no solo es una barbaridad, es un crimen contra la humanidad que la humanidad (es decir occidente) permite que se extienda como una planta venenosa sin ponerle freno. No sé quién decía estos días que Europa, a pesar de ser objetivo prioritario de la yihad, mira para otro lado, como hizo con Hitler. No quiero comparar las dos realidades, pero la actitud es parecida. Los musulmanes son buenos clientes, los árabes tienen mucho dinero (como tenían las grandes fortunas alemanas)  y no conviene que se note mucho que no les gustan, no sea que se enfaden y vayan a comprarle armas al oso ruso o al tigre chino. El problema es que la situación ya no tiene arreglo porque los Tarek, Hamid, Nabil y Fuad están por todas partes, incluso en la esquina de casa.

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Curiosidades
Las dos películas las protagonizan hermanos. Las dos películas están interpretadas por actores no profesionales. Fruto de un casting la griega, salidos del mismo barrio donde pasa la historia y hermanos en la realidad la marroquí.
Otra curiosidad. Escribí este texto el miércoles 1 de julio, aunque lo publico el domingo como es habitual.  Por eso puedo decir que me ha hecho gracia ver que Carlos Boyero en su crítica de la película en El País se pregunta lo mismo que yo sobre las chicas suicidas, veo que es una idea que nos ronda por la cabeza a más de uno.
La última: ¿Qué votarían este domingo Dany y Ody? Me temo mucho que ni siquiera les dejaran votar.

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