sábado, 11 de abril de 2015

TRES PELICULAS


Aguas tranquilas,  de Naomi Kawase
Aguas tranquilas integra un díptico de la naturaleza con El bosque del luto. No es que la naturaleza en cualquiera de sus formas no forme parte del mundo de Naomi Kawase, una directora muy sensible a los efectos de la luz, del sonido, del color, casi tanto como Murakami lo es en literatura. Pero en estos dos films, la naturaleza, el bosque en una, el mar en otra, se convierten además de protagonistas, en contenedores de las historias. Las aguas tranquilas no son solo las que atraviesa nadando la joven Kioko y en las que aparece el cuerpo de un hombre muerto. Las aguas tranquilas son las que ella y su amigo Kaito deben cruzar para entender la vida y la muerte. La compleja vida de la madre de Kaito, la dulce muerte de la madre de Kioko. El mar que rodea la isla donde viven ese verano que cambiará su vida, es el marco que envuelve su proceso de crecimiento. Todo es sencillo, todo es hermoso, todo es doloroso. Crecer cuesta y el mar está ahí para ayudar a dar el paso de hacerse adulto, como un nuevo nacimiento. Me gustaría mucho que Naomi Kawase se atreviera en algún momento a poner en imágenes un cuento o una narración de Haruki Murakami. Son dos pensamientos muy cercanos, dos universos que ven un poco más allá de lo que la realidad muestra. La naturaleza como puerta hacía otros mundos. Aguas tranquilas es un film precioso e imprescindible.



La dama de oro, de Simon Curtis
No sé si realmente este film es un biopic de un cuadro o de una mujer o de las dos cosas. La historia de cómo  María Altmann consiguió recuperar La dama de oro de Klimt que los nazis había robado de su casa en Viena al principio de la segunda guerra mundial, es apasionante y Helen Mirren se encarga de hacerla más atractiva aun con un sentido del humor y una inteligencia irónica inigualable. En todo lo que sucede en la actualidad, la película está muy bien. En lo que sucede en el pasado, es más convencional y rutinaria, como una buena serie de televisión británica sobre los malos nazis y los buenos judíos vieneses. Pero no importa. Uno se queda con María/Helen, disfrutando con ellas al vencer a los Goliats de la burocracia internacional.



Felices 140, de Gracia Querejeta
Dos o tres cosas acerca de la última película de Gracia Querejeta.
1.      ¿Por qué le gustan tanto los títulos con números?
Tres en raya, Siete mesas de billar francés, 15 años y un día, Felices 140…
2.       ¿Por qué todos sus adolescentes se parecen tanto?
En sus películas siempre hay un personaje adolescente, chico, que es testigo de lo que pasa sin intervenir directamente (en contadas ocasiones es el protagonista) y asume el rol de la inocencia cautiva de la estupidez de los adultos.
3.      ¿Por qué no permite que Maribel Verdú sea feliz de una buena vez?
 Maribel es una actriz estupenda, lo ha demostrado de sobras, pero no hay manera de que la dejen disfrutar y reírse. En este último film, toda la primera parte es cierto que es más convencional y parece que la hemos visto antes, pero Maribel está perfecta en el tono de comedia, muy guapa y relajada mientras se puede reír de la vida y de las cosas. Luego, en la segunda parte, quizás más interesante dramáticamente, pierde la sonrisa y vuelve a sufrir como nadie. Por favor una comedia para Maribel¡¡¡
4.      ¿Por qué le cuesta tanto hacer comedia?
 Estoy segura que si Gracia se dejara ir un poco y dejara aflorar el humor, algunas de sus películas ganarían mucho. La historia de estos Felices 140, es una comedia negra negrísima, del tipo que hacían los viejos estudios Ealing en Londres. Pero Gracia no quiere que lo sea y es una lástima.


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